martes, 23 de diciembre de 2008

Veneno, el antiséptico de los hombres.


Secreta es la espuma de tu boca,
la cual ha perdido ahora todo margen de credibilidad.

Corres sin detenerte a observar las rosas.
Miras airado lo que has esculpido,
un breve cuadro que asemeja la descomposión de la carne humana.

No te importan ni los lirios, ni el clavel.
Mucho menos si aun conservas la vida, o por si tus pecados,
ya has perdido el don eterno.

Nada interesa fuera de el egocentrismo.
Si has tenido algo, has tenido también la certeza,
de que no es realmente tuyo.

Tan condimentado por virtudes te encuentras,
que para ti la gloria ya no significa nada,
mas que el paso culminante al mas falso olvido.

Aun así nos encontramos en senda tras senda.

Sonrio al ver tu silueta deteriorándose por el tiempo,
mientras que tu también sonríes, se que piensas igual.

Mas con fines distintos, te aventuras en caminatas de fantasía,

donde un mundo lógico no cabe.
Y donde los sueños no encuentran hogar alguno,
que no sea en tus entrañas vacias y envenenadas por la autocompasión.

Aun así sonrio, porque a pesar de que se me pasa el tiempo,
aun no he perdido la potestad divina de volverte a juzgar.


Y ahora que has muerto, seguiré riendo con más razón,

porque yo he muerto contigo.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Apéndices de ilusiones.


Quisiera verte calmada pensando en el ahora conmigo.

Besar tus carnosos labios, abrazarte y desearte.
Quisiera además poder suspirar por un motivo.

Moverme tan libremente,
que pudiese perder el alma con cada paso.

Danzar entre el apogeo de las ciudadelas.

Probar de aquella copa de elixir carmesí.
Despreciar a cuantos me rodean,
mientras escondo temeroso una sonrisa.

Burlarme de quien se caía,
darme la vuelta y llorar por su desdicha.

Ambicionar la soledad sobre todas las cosas,
pero brindarle compañía a todos aquellos desolados.

Jactarme de el jugo de la dicha, brindar por el olvido,
sembrar ironía, abrazar al niño... dudar sobre todas las cosas.

Tocar para ti mi última composición en piano.
Cuyo fin era demostrarte de plena mano,
como recitaba la letra de fidelidad con tu nombre escrito.

Quisiera tener tu compañía y así ser feliz.
No porque estuviese contigo... sino porque tu estuvieses conmigo.

domingo, 21 de diciembre de 2008

La gloria de los desgraciados.


Y una vez culminado el trabajo todo acabo.

Todo excepto la memoria, ha llegado a su fin.
La reciproca labor que atestiguaron sus logros,
culminaron en cierto apogeo de ilusiones.

Las sonatas casi diurnas de el ocaso,
sembraron templanza en quienes las oían.
De aquellos soñadores entristecidos que siempre aguardan.

Los cuervos, se convirtieron en fieles amigos de el hombre,
que permanecían con ellos cuando estos morían de inanición.

Y el duque, de quien jamás se hablo nada,
engordaba con el pescado que creía suyo, proveniente de nuestras costas.

Se castigaba con gracia a los deudores.

El vigor se notaba cuando sus gargantas sedientas,
probaban la leche materna de alguna madre en plena violación.

Y el gran señor, y el magnánimo, y pontífice de todos los pueblos hermanos,
nos demostró que nuestra vergüenza cabía en un simple espejo de mano...


De cuyo dueño, éramos unicamente el instrumento sagrado.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Loable decisión.


Danzante se mueve entre las caspias,
de sus roperíos mal hechos.

Con cierto aire de egocentria mira la ventana.
Las horas se pasan y el viento no saluda,
mas ignorante de esto sigue en su deseosa espera.

El amor concibió en sus ojos una lluvia helada.
Con su mirada opacada ante los impetuosos rayos de el sol,
se menea desvalido día a día por la ciudadela.

No porque haya tenido tiempos mejores, este es malo.

Los vendedores solo miran con cierto aire de ironía,
lo que se aproxima con su silueta de vez en cuando.

Murmuros se oyen en su ventana, ansiosos por una puesta de sol.
Mientras el hambre desgarrador hace ruido en sus entrañas,
este se fatiga al doblegarse lentamente ante dicha situación.

Igual cada momento se lo ve bien recibido como una perdida,
pues ganar dejo de ser una meta hace ya mucho.

Sus sueños... no siempre se concretaron en realidad.

Los afanes desaparecieron con un suspiro.
Más en el instante en que se dio cuenta,
se percato también que no era tarde.

"Las deidades ciertamente sonríen a los hombres".

Y sigiloso... y temeroso, decidió comenzar de nuevo.
Hay hombres que solo se redimen cuando vuelven a nacer.

Y hay otros que solo lo hacen, una vez muriendo.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Destello de aurora, Pegaso en el cielo.


Te mueves con gracia por los caminos de Ymir.
Idolatrando la elegancia, mientras postergas tu estadía en el cielo.

Divino...
No permaneces atado a obligación alguna,
pues se te han perdonado pecados que jamás cometerás.
Si bien es cierto que naciste de la sangre de Medusa,
tu corazón es puro y calido.
Aun así siempre serás juzgado,
pues realmente no se necesitaban alas para así poder volar.

Insufrible recuerdo de Belerofonte.
Abriste con un golpe de tus cascos el Monte Hélicon,
consagraste a las musas con sus aguas,
que según se cree, son la fuente de inspiración.

Majestuoso Pegaso en el cielo, si te marcharas nuevamente,
pediré como último recuerdo que abras tus alas y las hagas nuestras.

Camino adverso...


El misterio que sembró tu voz, hace eco en mi memoria.
Te seguí, como quien se guía por las luciérnagas,
como quien con un sonar, intenta encontrar conocida emisión.

Siempre fuiste rápida y dejándome atrás me lo recuerdas.
La verdadera intención no era encontrar el mejor camino, sino,
dejarme perdido en la vereda.

Ahora deambulo...
Quisiera que hubieses dejado algún pañuelo, una prenda o
tan siquiera alguna pisada que me llevara a tu andar.

Aunque sea un sonido propio,
al menos me hubieses susurrado tu canción oculta.

Pasan las horas y el ansia me mata, con sigilo la noche me atrapa.
El frío congela mis nervios, pero sin darme por vencido camino,
no porque conozca la ruta, ni porque tenga pista alguna,
solo camino para no olvidar que puedo hacerlo.

Sollozos se oyen a mi alrededor, murmuros y chasqueos.
La niebla se hace grave y mis sentidos se confunden por el miedo.

Ya no puedo ocultar la verdad que se cierne en el ahora.
La gruta ha cerrado sus caminos... soy parte de sus raícez,
solo soy una simple sombra.